El éxito y la felicidad

Estoy segura que a muchos nos pasa, que cuando escuchamos el nombre de un clásico, por ejemplo, Charles Dickens, Decimos:  Ah! Dickens…!El gran Dickens! parece que lo conocemos mucho y con profundidad, pero realmente, si hacemos una encuesta, no muchos lo hemos leído.  Yo una de ellas. Así que empecé con el libro que le regalaron al protagonista del Juego del Ángel de Carlos Ruiz Zafón, escritor español contemporáneo que sí que he leído. El protagonista del libro, que es un escritor, se peleó con su padre cuando era un niño para conservar un tesoro: Un ejemplar de Grandes Esperanzas de Dickens.

Si digo que Grandes Esperanzas es una gran novela, seguramente no diga nada nuevo. ¡Es una maravilla!. No voy a hablar del argumento completo del libro, voy a referirme sólo a un detalle. Describiré la caracterización de dos de sus personajes y cómo a través de ellos, Dickens nos sugiere la reflexión sobre el éxito y la felicidad. La buena literatura viste los  grandes temas con historias y personajes.

Wemmick, es un hombrecillo, al que Dickens pone detrás de un escritorio en el corredor de un despacho, sin mucha estatura, más bien muy bajito, con un ojo empequeñecido, ropa oscura, no muy agraciado, secretario de un abogado muy prestigioso,  un personaje  en la sombra de su gran jefe.

El Sr. Jagger, un caballero, el gran abogado, jefe de ese hombrecillo llamado Wemmick, demasiados asuntos que atender, muchos clientes solicitando su presencia, mucho dinero por ganar, la personificación del éxito público y  profesional.

Y ahora llega  la grandeza de Dickens, con gran astucia  nos describe lo que hay detrás de cada uno de estos dos seres en su intimidad:

Wemmick vive con su padre, que le adora, en una casa grande acogedora, una especie de palacete. Su padre y su novia lo esperan todos los días para tomar el té. La novia de este hombrecillo es bella y dulce, no sofisticada pero con un deje de niña que la  hace encantadora. Decía que a esa novia la quería todos los días y que muy despacio se estaba convirtiendo en el amor de su vida. En su casa, en ese hogar cálido, se organizan veladas con amigos en las que sólo se habla de arte, de poesía, de viajes y de cosas personales. En esas veladas estaba prohibido hablar de trabajo o negocios.

El Sr. Jagger, en cambio, vive en una casa desangelada, donde sólo hay una mesa con una silla en la que él disfruta de su comida y de algún buen vino, su único placer. El Sr. Jagger vive sólo con su empleada, una ex cliente que le paga con sus servicios y que no halla el momento de terminar de pagar la deuda. Nadie lo espera. No hay familia, no hay amor, no hay amigos.

Y la gran pregunta que me sugiere estos dos personajes creados por Dickens: ¿Qué tiene que ver el éxito con la felicidad?

En los buenos libros se encuentran la filosofía y la literatura, nos llevan a la reflexión sobre los temas fundamentales de la vida. La filosofía desnuda los conceptos y la literatura los viste.

Katy Salazar

Deja un comentario